domingo, 8 de febrero de 2015

WHIPLASH: SANGRE, SUDOR Y GLORIA



Miles Teller es uno de esos actores que, por comenzar su trayectoria en las conocidas como "American teen films", había encasillado de cierta manera. Error. "Whiplash" ha conseguido desterrar cualquier opinión adversa que tuviera de él, y se ha ganado mi admiración por interpretar uno de los papeles dramáticos más impactantes de los últimos años. Se deja la piel -nunca mejor dicho-, en mostrarnos a este prometedor batería capaz de todo por conseguir la aprobación de su exigente -por decirlo suavemente- profesor. Damien Chazelle, director del film nominado al Óscar, atrapa al espectador con esa relación amor-odio entre profesor y alumno, que consigue llevar al extremo y rozar la locura, así como la gloria eterna... 


Andrew (Teller) es un joven batería de jazz, que entra en el Conservatorio de Música de la Costa Este con la intención de formar parte del conjunto de jazz que dirige el famoso profesor Terence Fletcher (J.K. Simmons). Cuando Fletcher se fija en él, y le invita a formar parte de su clase, comienza la carrera de Andrew, en pos de conseguir alcanzar la perfección absoluta, sacrificando todo en su búsqueda. La película es un tira y afloja brutal entre profesor y alumno, arrancando escenas angustiosas, dónde no hay lugar para el descanso, ni del protagonista ni del espectador. Debido al intenso uso de primeros planos, podemos meternos a la perfección en el pellejo del protagonista; sintiendo su cansancio, dolor y desesperación, cuando dando el 200% no consigue llegar al nivel exigido, así como, la rabia, felicidad y satisfacción, cuando si lo consigue. Chazelle nos ofrece un cocktel explosivo de sensaciones en 103 minutos, que te deja extasiado, doy fe de ello.

No todo en "Whiplash" es espectacular, es cierto, ejemplo de ello es con que simpleza nos muestra la relación con su familia; sin aportarnos demasiados datos acerca del origen de la pasión de Andrew, cosa que, en mi opinión, habría implicado al espectador más profundamente con el objetivo del protagonista, pero ello queda en un segundo plano de la narración, y pasa desapercibido. Lo que no se puede pasar por alto de ningún modo, es la interpretación de ambos actores; tanto Teller como Simmons, se marcan dos interpretaciones merecedoras de remarcar, por la que Simmons ha recibido ya el Globo de Oro a mejor actor de reparto, y puede alzarse con el Oscar. Cierto es que Teller lleva el peso del film, pero era necesario un actor con el peso de Simmons en escena para poder sacar el partido que Chazelle saca a su protagonista, desembocando en un desenlace desgarrador, en el que Andrew deja sangre y sudor, a cambio de su ansiado momento de gloria... 

Que solitaria y sacrificada es la vida de quién pretende ser recordado para la posteridad...




Pilar


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