Lo primero que quiero dejar por escrito, antes de que la belleza de la historia me embauque y no pueda ser lo realista que he sido nada más terminar la película, es que no creo que "Brooklyn" merezca estar nominada a los Oscar. Dicho esto, estamos ante un hermoso film, una preciosa historia con su toque agridulce (no podía ser menos), de superación y añoranza; provista de una sobresaliente Saoirse Ronan ("The Lovely Bones"), que se mueve como pez en el agua, en un papel que parece hecho a su justa medida. Todo en "Brooklyn" nos encanta y conmueve, pero también nos da sensación de recibir una dosis de "más de lo mismo".
Además de Ronan, es de destacar el papel de un joven y desconocido Emory Cohen ("Cruce de caminos") que acapara la frescura y la mayor parte de las carcajadas del film, interpretando a un joven tierno e inocente, del cual difícilmente podremos olvidar su rostro mientras le dice a Lacey con todo su corazón que tiene algo muy serio que decirle... Jim Broadbent ("El Atlas de las Nubes", Julie Walters ("Effie Gray") y Domhnall Gleeson ("Ex Machina") también actúan como secundarios destacables del film.
En definitiva, estamos ante una película que, al margen de no aportar nada nuevo y dejarnos esa sensación de "déjà vu", tal y como os he indicado al comienzo de la crítica, entretiene y conmueve a partes iguales. "Brooklyn" es una bonita historia contada con todo lujo de detalles para dejarte con una sonrisa durante -casi- todo el metraje, pero no va más allá, porque la historia ya nos la han contado en otros mil films anteriores. Disfruta de la esencia que desprende y quédate con esos momentos para enmarcar que nos regala Crowley, pero no esperes mucho más.
"Home is home..."
Pilar M. Cuenca
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